bótox

El nuevo rostro del intrusismo: pedirle a una IA que enseñe a inyectar bótox

En los últimos años, los cirujanos plásticos hemos denunciado con insistencia el grave problema del intrusismo profesional: personas sin titulación ni formación médica que ofrecen tratamientos estéticos poniendo en riesgo la salud de los pacientes. Sin embargo, una nueva forma de imprudencia empieza a preocupar aún más: el auto-intrusismo impulsado por la tecnología.

Una reciente noticia publicada por Xataka ha puesto sobre la mesa un hecho alarmante: cada vez más personas están pidiéndole a herramientas de inteligencia artificial como ChatGPT instrucciones detalladas para inyectarse bótox ellas mismas. Esto representa un nuevo nivel de irresponsabilidad que combina desinformación, desconocimiento médico y una peligrosa fe ciega en la tecnología.

El problema no es la IA en sí —que puede ser una herramienta poderosa en manos de profesionales— sino su mal uso. Lo que antes eran tutoriales en YouTube o foros anónimos ahora se ha convertido en una fuente de «consejos médicos» generados por algoritmos que, por más avanzados que sean, no pueden sustituir el juicio clínico, la experiencia quirúrgica ni, mucho menos, una consulta médica.

¿Qué riesgos implica inyectarse bótox sin supervisión médica?

Los efectos secundarios de una aplicación inadecuada de toxina botulínica van desde resultados estéticos no deseados hasta graves complicaciones médicas: asimetrías, caídas del párpado, parálisis facial, infecciones e incluso reacciones adversas que requieren intervención de urgencia.

Y lo que es aún más preocupante: quienes se lanzan a realizar estos procedimientos por su cuenta no suelen tener nociones básicas de anatomía, esterilidad ni farmacología. Confían ciegamente en las respuestas de una IA sin verificar fuentes, sin diagnóstico, sin control y sin responsabilidad legal de por medio.

intrusismo

La banalización de los procedimientos médicos

Este fenómeno no solo es una muestra más de intrusismo, sino también de cómo se está banalizando la medicina estética. Pedirle a una IA cómo inyectar bótox es tan arriesgado como buscar en Google cómo hacer una cirugía menor en casa. Y sin embargo, ocurre. Por eso, como profesionales de la salud, no podemos quedarnos callados.

Un llamado a la responsabilidad

Es urgente que tanto usuarios como plataformas tecnológicas y autoridades sanitarias entiendan los riesgos de este nuevo tipo de intrusismo digital. La medicina estética no es un juego ni un experimento. Cada rostro es único, cada organismo reacciona de manera diferente, y cada intervención debe ser evaluada, indicada y realizada por un especialista titulado.

Desde el despacho del Doctor Torres Corpas, seguiremos luchando contra el intrusismo en todas sus formas —ya sea en centros sin licencia o en algoritmos sin conciencia— porque detrás de cada rostro hay una persona, y su salud merece respeto.

 

https://www.xataka.com/robotica-e-ia/hay-gente-pidiendole-a-chatgpt-instrucciones-para-inyectarse-botox-a-mismos